09 julio 2020

ENERGÍA


La evolución de la sociedad a lo largo de la historia ha estado siempre vincula­da al desarrollo técnico-tecnológico, el que se sustenta en materias primas y energía; res­pecto a esta última, merece destacar que en los últimos siglos la evolución de la sociedad­ estuvo fuertemente marcada por la evolución en el aprovechamiento de los recursos energéticos que ofrece la naturaleza (el carbón y las máquinas de vapor, el petróleo y los motores de combustión interna, etc.), recordemos los cambios en la estructura social y productiva y en los transportes a lo largo de los siglos XIX y XX. De allí la importancia que, desde la óptica de la tecnología, tiene el estudio de la energía. 


Comenzaremos nuestro análisis buscando aclarar lo que es la energía, pero te­niendo en cuenta que no es fácil definirla. En el lenguaje cotidiano la asociamos a carac­terísticas, propiedades, actitudes, comportamientos, actividades, etc., por ejemplo deci­mos: un producto alimenticio de gran valor energético, una persona muy enérgica, des­plegó gran energía, etc. Toda actividad entraña una energía que la sustenta, desde un es­fuerzo muscular hasta el funcionamiento de un robot; además recordemos que para la producción de cualquier bien o servicio se requiere "energía", entendiendo en este caso el término energía como capacidad para producir trabajo.
En términos físicos podemos decir que energía es todo lo que directa o indirec­tamente se puede convertir en trabajo mecánico.
El término energía abarca un conjunto de magnitudes, aparentemente diferentes pero íntimamente relacionadas entre sí. Las diferentes formas en que se presenta la ener­gía pueden enmarcarse en la siguiente clasificación: mecánica (potencial o cinética), tér­mica, química, eléctrica, radiante (electromagnética) y nuclear.
También se puede hablar, en función de las fuentes de donde provienen o de sus características, de energía eólica, hidráulica, mareomotriz, muscular, geotérmica, lumi­nosa, etc., pero teniendo en cuenta que no son otra cosa que variantes o aspectos parcia­les de las seis formas que llamamos fundamentales y que son:
· Energía Mecánica (potencial o cinética)
· Energía Térmica
· Energía Química
· Energía Eléctrica
· Energía Radiante (radiación electromagnética)
· Energía Nuclear
La energía mecánica, que corrientemente se pone de manifiesto en los movimien­tos, desplazamientos, etc., puede ser potencial o cinética.
La energía potencial es la capacidad para efectuar trabajo que posee un cuerpo debido a su posición o configuración (por ejemplo un cuerpo que puede caer o un resorte comprimido).
La energía cinética es la capacidad para efectuar trabajo que posee un cuerpo debi­do a su estado de movimiento.
La energía térmica está presente en la combustión, en el calentamiento por frotamiento, etc.; en muchos casos es una energía de transición.
La energía química tiene las características de una energía de reserva que posibilita otras formas de energía. Como ejemplo de elementos depositarios de energía química podemos mencionar las pilas y los acumuladores, los combustibles, los músculos, etc.
La energía eléctrica es una de las más versátiles (como lo analizaremos más ade­lante), su utilización generalizada en todos los campos del quehacer humano se remon­ta a poco más de un siglo y está íntimamente asociada al desarrollo del mundo de hoy. La circulación de corriente es una manifestación de la energía eléctrica.
La energía radiante se presenta bajo la forma de radiaciones electromagnéticas: rayos X, rayos gamma, rayos ultravioletas, rayos infrarrojos, luz visible, etc. La zona visible de la energía radiante corresponde a la energía luminosa.
La energía nuclear se pone de manifiesto bajo forma de energía térmica, cuando se produce la fisión de núcleos de elementos químicos pesados como el uranio, o la fusión entre sí de núcleos de elementos de peso atómico bajo. Actualmente tiene aplicaciones prácticas solamente la fisión nuclear.
Las energías térmica, química, eléctrica, radiante y nuclear, directa o indirectamen­te se pueden transformar en energía mecánica.
Habiendo planteado la energía como la capacidad para producir trabajo, veamos que es el trabajo. Desde el punto de vista de la física, trabajo es el producto de una fuerza por el desplazamiento del punto de aplicación de la misma; se realiza un trabajo cuando al aplicar una fuerza se produce un desplazamiento; por ejemplo si aplicamos una fuerza (F) a un móvil, cuando el móvil se mueve una distancia (d), efectuamos un trabajo (T); el trabajo es energía puesta en acción.
La relación entre el trabajo (T), la fuerza (F) y el desplazamiento en el sentido de la fuerza, es decir la distancia recorrida (d), se expresa por la siguiente fórmula:
T = F x d
El trabajo y la energía se miden con la misma unidad: Kilovatios-hora (kWh), kilográmetro (kgm), joule (j), caloría (cal), etc.
Energía y trabajo, dos conceptos asociados al hombre, a su desarrollo y a su evolución.
El trabajo que se lleva a cabo en la unidad de tiempo es 10 que se llama potencia. La potencia es el ritmo del trabajo. Existen varias unidades de potencia, podemos mencio­nar el caballo vapor (HP), el vatio (W), etc.
La historia de la energía corre paralela a la historia del hombre, desde sus orígenes cuando usaba el fuego como fuente de energía calórica y luminosa, pasando por el aprovechamiento de la energía hidráulica y eólica en los molinos de agua y de viento, hasta el moderno aprovechamiento de la energía de los combustibles fusiles o de la energía del átomo (se llaman combustibles fósiles, aquellos productos resultado de la fosilización de substancias orgánicas de origen vegetal y animal, como por ejemplo: el carbón mineral, el petróleo, etc.).
El desarrollo humano está vinculado a la disponibilidad y consumo de ese factor clave, la energía. El tema de la energía y de su disponibilidad es importantísimo porque está en el núcleo de toda actividad productiva y es uno de los ejes alrededor de los cuales giran los grandes problemas del mundo de hoy; hay que tener en cuenta que la energía es el motor de la economía y como consecuencia puede llegar a imponer graves limitaciones al desarrollo económico.

ENERGÍAS RENOVABLES Y NO RENOVABLES


En un primer enfoque podemos clasificar las fuentes de energía en renovables y no renovables.
Son fuentes renovables las que se pueden reconstituir con relativa facilidad (biomasas), o que por su naturaleza están destinadas a renovarse en forma permanente o a durar en el tiempo. Entre las fuentes renovables de energía podemos mencionar el sol, el viento, los ríos, las mareas, la madera y el carbón vegetal, etc.
Entendemos por fuentes no renovables aquéllas cuya renovación es tan lenta que están destinadas a agotarse en el tiempo (los recursos provenientes de estas fuentes son utilizados por el hombre con una velocidad mayor que la que emplea la naturaleza para renovados). Entre las fuentes no renovables podemos mencionar el petróleo, el carbón mineral, el gas natural, el uranio, etc., es decir los combustibles fósiles y los nucleares.
Los combustibles nucleares, si bien no renovables, se los suele considerar como inagotables.
Fuentes de energía
No renovables
Combustibles fósiles


Combustibles nucleares




Renovables
Radiación solar


Vientos


Ríos


Mareas


Maderas


Calor endógeno, etc.
Los combustibles fósiles (carbón e hidrocarburos) son hoy la principal fuente de energía. El incremento de su consumo es causa de gran preocupación, por una parte por la aceleración de su extinción y por otra por los efectos contaminantes consecuencia de su combustión; se los conoce como combustibles sucios por la alta contaminación ambiental que producen.

ENERGÍAS PRIMARIAS, SECUNDARIAS Y FINAL


 En algunos casos también se suele hablar de energía primaria, energía secunda­ria y energía final.
Se entiende por energía primaria la obtenida directamente de la naturaleza, por ejemplo el carbón mineral, el petróleo, el gas natural, los rayos solares, una caída de agua. Algunas veces la energía primaria puede transformarse directamente en energía fi­nal como en el caso del gas cuando se lo utiliza como fuente de energía calórica para co­cinar o para calefaccionar, pero no es lo más corriente. Generalmente la energía prima­ria se convierte en secundaria y ésta es la que se utiliza para obtener la energía final; un ejemplo clásico es la electricidad, energía secundaria que se puede convertir en luz, ca­lor, movimiento, etc.

TRANSFORMACIONES DE ENERGÍAS


“Una característica fundamental de la energía es que no puede ser creada ni destruida, pero sí transformada de un tipo de energía en otra (ley de conservación de la energía)”.
A título de ejemplo, en cuanto a transformación de energía, podemos mencionar:
La energía eólica (energía cinética del aire en movimiento), que en el molino de viento se transforma en energía mecánica presente en un eje que gira;
La energía química del carbón mineral que en el proceso de combustión se transforma en energía térmica, esta energía térmica puede generar vapor de agua, que aplicado a una turbina de vapor genera energía mecánica;
La energía hidráulica (fuerza viva de una corriente o de un salto de agua) que en los molinos de agua o en las turbinas hidráulicas se transforma en energía mecánica;
La energía mecánica que en una dínamo o en un alternador se transforma en energía eléctrica. La dínamo entrega corriente continua mientras que el alternador co­rriente alterna, es decir corriente cuyo sentido se invierte periódicamente.
La energía química de las pilas, que por una reacción química se transforma en energía eléctrica;
La energía nuclear que mantiene unida las partículas en el núcleo de cada áto­mo y que puede ser liberada bajo la forma de energía térmica y radiante;
La energía eléctrica que en un motor se transforma en energía mecánica, o en un calefactor en energía térmica;
La energía mecánica que con la fricción se transforma en energía térmica; etc.
Estos ejemplos nos muestran que no siempre la energía se encuentra en la for­ma más adaptada para cumplir la función requerida, por lo que suele ser necesario trans­formarla de una forma en otra.
El concepto de transformación de la energía es amplio y no implica necesaria­mente la conversión de la misma; para aclarar el tema veamos algunos ejemplos: los mo­linos de viento o de agua transforman la energía mecánica del viento o del agua (ener­gía eólica e hidráulica respectivamente) en energía mecánica presente en un eje que gi­ra, pero no hay conversión de energía, antes y después de la transformación tenemos energía mecánica, si bien bajo distintas características; mientras que en muchos casos la transformación implica conversión, por ejemplo en un motor eléctrico hay conversión de energía eléctrica en energía mecánica y en una plancha, de energía eléctrica en energía térmica, es decir que la energía que alimenta el dispositivo es de una forma o tipo dis­tinta de la que entrega.
Otro ejemplo interesante de destacar es el organismo humano que transforma gran parte de la energía química de los alimentos en energía mecánica (que se pone de manifiesto en el trabajo muscular) y en energía calórica. La mayor parte de la energía contenida en los alimentos sirve para producir calor y no trabajo muscular. Tengamos en cuenta que el calor del cuerpo es esencial para la supervivencia. El hombre, como todo ser viviente, convierte energía.
CONVERSORES DE ENERGÍA

Conversores de Energía
Energía de Entrada
Energía de Salida
Motor Eléctrico
Energía Eléctrica
Energía Mecánica
Dínamo y Alternador
Energía Mecánica
Energía Eléctrica
Resistor
Energía Eléctrica
Energía Térmica
Pila
Energía Química
Energía Eléctrica
Quemador
Energía Química
Energía Térmica
Célula Fotovoltaica
Energía Radiante
Energía Eléctrica
Reactor Nuclear
Energía Nuclear
Energía Térmica
Lámpara de Luz
Energía Eléctrica
Energía Radiante
Motor a Combustión Interna
Energía Química
Energía Mecánica
Cuerpo Humano
Energía Química
Energía Térmica
Cuerpo Humano
Energía Química
Energía Mecánica
Micrófono
Energía Mecánica
Energía Eléctrica
Altavoz
Energía Eléctrica
Energía Mecánica